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SALA   PÍCAROS Y CABALLEROS

Para comenzar… ¿qué son los pícaros?, ¿y los caballeros? y ya que estamos… ¿qué es el Siglo de Oro?

Pues bien, los pícaros son personas que “hacen un llamamiento”  a su astucia para obtener algún que otro beneficio o para aprovechar una circunstancia determinada.

Por otro lado, tenemos a los caballeros, se trata de una persona de origen noble o, simplemente distinguida por tener una conducta gentil, ser talentoso y solidario. Estas dos personalidades o aspectos se engloba dentro del Siglo de Oro, el cual fue un periodo en el que se resaltó en arte y la literatura en España, en el cual resaltaron muchos autores del Barroco y el Renacimiento, por lo que podemos decir que ha habido una gran variación y evolución de la lírica.

 

 

El Lazarillo de Tormes
Pintor: Francisco de Goya y Lucientes, entre 1808 y 1812. La condición de pícaro se puede apreciar claramente en el Tratado III de El Lazarillo de Tormes. En este tratado el Lazarillo va vagando por las calles dando pena para poder coseguir un amo y aprovecharse de sus riquezas. La jugada le salió mal ya que se encontró con un amo tan pobre como él con la única intencion de satisfacer su propio bienestar. Fragmento del Tratado III:

Andando así discurriendo de puerta en puerta, con harto poco remedio, porque ya la caridad se subió al cielo, tópome Dios con un escudero que iba por la calle con razonable vestido, bien peinado, su paso y compás en orden. Miróme, y yo a él, y díjome:

"Mochacho, ¿buscas amo?" Yo le dije: "Sí, señor."

"Pues vente tras mí -me respondió- que Dios te ha hecho merced en topar comigo. Alguna buena oración rezaste hoy."

Y seguíle, dando gracias a Dios por lo que le oí, y también que me parecía, según su hábito y continente, ser el que yo había menester.

 
Don Quixote
Pintor: Francisco de Goya, 1816. Para calificar a alguien como caballero no hay nada más que pensar en Don Quijote de la Mancha. En el capítulo de la Liberación de los Galeotes podemos apreciar la personalidad caballeresca que este señor tenía,  el cual  presencia el momento con Sancho Panza en el que los galeotes son llevados encadenados culpables de haber cometido, cada uno, un delito diferente, pero Don Quijote, ansioso y cegado por la idea de llevar a cabo nuevas hazañas (ya que se considera un caballero), se interesa por la causa de que estos hombres se encuentren encadenados. Así pues, decide poner de frente a sus ideales y/o pensamientos e intentar liberar a los galeotes. Fragmento del capítulo Liberación de los galeotes, El Quijote

...Don Quijote respondió que aquí debía intervenir él, pues su oficio era deshacer entuertos y ayudar a los necesitados. Sancho le volvió a advertir que los mandaba la justicia, en nombre del rey, en pena por los delitos cometidos...

 
Nombre: El sueño del caballero.
Pintor: Antonio de Pereda, 1650. De estilo barroco. Los caballeros eran de una clase media alta, disponían de lujos y una buena vida. En todas las obras caballerescas de la época se puede apreciar como los caballeros son hombres respetados y su único afán en la vida era hacer el bien y ayudar a los necesitados.
 

Nombre: El caballero de la mano en el pecho del Greco. También conocido como El juramento del caballero.

Pintor: Domenikos Theotokopoulos «El Greco». Es un óleo sobre lienzo pintado en fecha desconocida, entre 1577 y 1584. Texto literario de Manuel Machado: 

Este desconocido es un cristiano
de serio porte y negra vestidura,
donde brilla no más la empuñadura,
de su admirable estoque toledano.

Severa faz de palidez de lirio
surge de la golilla escarolada,
por la luz interior, iluminada,
de un macilento y religioso cirio.

Aunque sólo de Dios temores sabe,
porque el vitando hervor no le apasione
del mundano placer perecedero,

en un gesto piadoso, y noble, y grave,
la mano abierta sobre el pecho pone,
como una disciplina, el caballero.

 

 

Mendigos “autor anónimo”

 

Yo mismo, en cierta ocasión,

de esta escena fui testigo:

le arrojó pan a un mendigo

un niño desde un balcón.

Pero su padre, hombre humano,

le dijo:”¿No te sonroja?

La limosna no se arroja;

se besa, y se da en la mano.”

 

La limosna, V.Rubio

 
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